SAN LUIS REY, EL MONARCA MÁS CARITATIVO, HUMILDE Y SENCILLO: SU ORACIÓN


En plena Edad Media, cuando nadie se sentía seguro y las guerras y los disturbios estaban a la orden del día, existió en Francia un rey tan bueno que se quitaba sus vestidos para dárselos a los pobres.

Pero no hay que creer que este rey era débil o apocado, no; tenía un gran poder, extraordinario valor y mucha inteligencia, y, por si esto fuera poco, era humilde y sencillo con los demás. 

 
La historia le conoce con el nombre de Luis IX, e hizo cosas maravillosas y sorprendentes, tanto en la guerra como en la paz, lo mismo luchando con la espada que practicando la caridad.
De repente se levantaba de su mesa suntuosa, llena de platillos exquisitos servidos en vajillas de oro y plata, y se iba a la calle para servir a los mendigos y a los ciegos, a quienes daba de comer con su propia mano. Otras veces, cuando todos se retiraban a dormir, él se quedaba meditando en la azotea de su castillo, y cuando sus criados llegaban ante él, lo encontraban transido de frío o paralizado por el fervor.

"¡Qué rey tan raro", se dirá.
Pero sucede que, como todos los hombres excepcionales o extraordinarios, sus actos fueron diferentes a los "del montón", pues de lo contrario se le hubiera olvidado y no habría para qué relatar su vida.
En fin, Luis IX, rey de Francia, fue justo y enérgico, valeroso y resuelto. Marchaba al frente de sus tropas y sobresalía por su serenidad, apostura y valentía. Jamás emprendió una guerra para ganar dinero o satisfacer ambiciones personales.
Sus guerras fueron realizadas en favor de la justicia y para defender la fe. Cuando podía pactar una paz justa, nadie más que él se alegraba, y aún gestionaba la terminación de las batallas a costa de algunos sacrificios.
Rey demócrata y humilde, Luis IX acostumbraba dar audiencia y conversar con el pueblo en los jardines de su palacio de París, sentado sobre una sencilla estera en el suelo, y vestido con gran modestia.

Fueron notables sus pensamientos en lo que refiere, por ejemplo, a las eternas discusiones y dificultades entre ricos y pobres.
A su hijo Felipe, heredero del trono, le decía:
- "Si un pobre pelea con un rico, defiende al pobre más que al rico hasta que conozcas la verdad, y cuando sepas la verdad, obra en derecho".
O sea que a aquéllos que carecen de lo necesario para vivir, hay que ayudarlos en sus problemas; pero si no tienen la razón, entonces hay que actuar con entera justicia.
Muchos reyes han existido, unos famosos por sus riquezas y otros por sus crueldades, pero pocos, muy pocos, por no decir ninguno, se pueden comparar con Luis IX de Francia, porque fue valiente y virtuoso y supo derramar el bien entre sus semejantes. 

 
A él se debe la terminación de las guerras cruzadas, pues fue bajo sus mandatos como Carlos de Anjou las llevó a término victorioso, recién fallecido el rey. Esas guerras fueron muy sangrientas y crueles, hasta que Carlos de Anjou firmó un tratado de paz con los sarracenos y se estableció la libertad religiosa para los cristianos de Oriente.
Por sus hechos famosos, y por haber demostrado que un hombre, por más poderoso que sea, debe servir a los demás al mismo tiempo que enriquecer su espíritu, el rey Luis IX de Francia tiene un sitio eminente en la devoción de todos los pueblos.
Su vida es una de las más bellas que se puedan contar, y sus emocionantes hazañas logran siempre cautivar la atención.
Mientras sus restos mortales eran llevados a la abadía de San Dionisio, en las afueras de París, su nombre esplendoroso se divulgaba por toda la tierra.

Puedes hacer tu petición para conseguir su favor con esta oración milagrosa: 

ORACIÓN 

Glorioso san Luis de Francia,
hijo de reyes ejemplares y piadosos
que supieron llenar tu alma de pureza y piedad
y te educaron para reinar en la tierra con amor y justicia
y sobre todo y ante todo, para alabar y servir a Dios.

Dotado de grandes virtudes y noble corazón
fuiste desde niño fiel seguidor del Señor
y viviendo entre los lujos y riquezas de la corte
nunca te alejaste de la santidad y moral cristiana,
poniendo todo tu empeño y vida al servicio de los demás.

Admirable san Luis de Francia
que con oración penitencia y sacrificio
y siempre entregado a hacer el bien
solo quisiste la felicidad y bienestar de tus súbditos,
buscando la paz, el entendimiento y la armonía
entre los más adinerados y los más pobres,
entre los más afortunados y los más desdichados
administrando la justicia sin importar clase y condición,
mediando para evitar abusos y discriminaciones
atendiendo personalmente a los pobres,
desamparados, enfermos y abandonados,
resolviendo sus desgracias, infortunios y adversidades,
hoy acudo a ti para implorar tu caridad y generosidad,
tú que fuiste padre afectuoso de tu pueblo
y sembraste la paz y la justicia entre todos ellos,
intercede ante el Padre misericordioso
para que me ayude en mis preocupaciones y conflictos,
y me conceda lo necesario para solucionar
esto que tanto me atormenta y aflige:

(pedir con gran esperanza lo que se quiere conseguir)

Venerable san Luis ayúdame en mis serias dificultades,
haz que pueda salir airoso en mis problemas judiciales,
aleja la miseria, la ruina y las carencias de mi vida,
dame la tranquilidad y sosiego que tanto preciso
para que en mi hogar haya paz, dicha y bienestar;
rey Santo, tú que sentiste tanto amor por nuestro Señor,
que con fe y heroísmo dirigiste las Cruzadas
para rescatar los santos lugares en Jerusalén,
enséñame a seguir tu ejemplo de entrega, fe y caridad
y haz que cada día ame más a Jesucristo,
a quien por tu mediación, oh santo protector,
espero ver y amar eternamente en la Patria Celestial.

Amén.

Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.


 

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