ORACIÓN A SANTA JOAQUINA DE VEDRUNA, EJEMPLO DE CARIDAD SIN LÍMITES, PARA PEDIR POR NIÑOS Y ENFERMOS


Santa Joaquina luchó mucho en la vida: Tuvo a sus hijos enfermos,
dificultades económicas, cuidó a su marido enfermo hasta que se quedó viuda...

A la edad de 47 años fundó la Comunidad
de las hermanas Carmelitas de la Caridad, además 
de haber fundado conventos, escuelas y hospitales. 

 
ORACIÓN

“Bendita sea la Santísima Trinidad
que tiene misericordia con nosotros
por medio de Santa Joaquina…
Dios es Padre y conoce nuestros corazones,
acudamos a Él con sinceridad y buena intención,
y en todo nos consolará…
Tengamos tranquilidad y confianza
que el Señor nos dará remedio
en nuestras necesidades…”

Señor, Tú que has hecho surgir en la Iglesia,
a Santa Joaquina de Vedruna,
para la educación cristiana de la juventud
y alivio de los enfermos,
haz que nosotros sepamos imitar su ejemplo,
y dediquemos nuestra vida a servirte
con amor en nuestros hermanos.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

Recemos con Fe:
un Padrenuestro, un Ave María y tres Glorias. 

 

La primera canonización que realizó Su Santidad el papa Juan XXIII, fue la de Joaquina de Vedruna.
Simultáneamente canonizó a un religioso italiano, pero correspondió a Joaquina ser la primera mujer que el papa reinante elevara a los altares.

Quien no conozca los procesos de canonización, puede creer que bastan los testimonios reunidos en uno, dos o tres años para determinar si el procesado es digno o no de ser considerado santo. Pero no sucede así.
La Iglesia realiza un minuciosísimo y largo examen del candidato, investiga a fondo, estudia profundamente cuanto a él se refiere. Deja, además, que corra el tiempo, de tal manera que cuando se dictamine la canonización, los familiares, amigos o interesados en el caso no ejerzan ninguna influencia de simpatía.
La corriente de emociones provocada por la vida del presunto santo debe tranquilizarse, con el objeto de que la exaltación inicial no entorpezca la serenidad del juicio definitivo. Con todas estas circunstancias, un proceso de canonización puede durar muchísimos años, a veces más de un siglo. Por lo general, deudos, simpatizantes y gente diversa que tuvo relación personal con el santo, han muerto ya cuando éste es ascendido a los altares.
Así se quiere asegurar que todo el que alcance esta gloria, la merezca en verdad por sus propios méritos espirituales.
Hay, no obstante, casos extraordinariamente excepcionales. Como ejemplo tenemos el de Santa Bernardita, la de las apariciones en Lourdes, Francia. Muchos familiares de Santa Bernardita asistieron a las ceremonias de su canonización. Su proceso ha sido uno de los más rápidos que se han efectuado en los últimos siglos. Pero, como queda dicho, el de Bernardita es un caso excepcional.
Lo común es, como en el caso de Santa Joaquina de Vedruna, que transcurra largo tiempo desde su muerte, para que se efectúe la consagración de su santidad.
Joaquina de Vedruna, viuda de Mas, murió el año 1854 y fue canonizada en 1959, ciento cinco años más tarde. Resistió, pues, triunfalmente las investigaciones que se hicieron acerca de sus virtudes en las diferentes etapas de su vida, como doncella, como esposa, como madre y como religiosa activa.
Un hagiógrafo (escritor de santos) ha resumido muy sencillamente el camino seguido para ese efecto. Dice así en párrafo substancial:
"Siempre rectilínea, tranquila, sobria, valerosa, sin creer que hiciera cosa alguna extraordinaria. Es admirable su ecuanimidad en los trances, no pocas veces angustiosos, que la hemos visto atravesar.
Para seguirla, no hay que fantasear situaciones prodigiosas ni caminos sorprendentes. Es la suya una senda llana, pero sublime, por la que va con seguridad a Dios".
¿Cuál fue la más alta virtud de Joaquina de Vedruna? La caridad.
La caridad es amor, es justicia, es compasión... pero también algo más, y por cierto difícil: la entrega completa del ser en beneficio del prójimo.
De este sentimiento nació la fundación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad. Como se sabe, este instituto se consagra a aliviar el dolor de nuestros semejantes, a socorrer sus necesidades, a confortar sus pesadumbres y a educar a la infancia desposeída.
Se ha establecido en casi todos los países del mundo, y según estadísticas de 1958, las personas asistidas por el instituto fundado por Santa Joaquina de Vedruna, ascienden a la cantidad de 139,190. La ilustre fundadora debe estar, desde el cielo, satisfecha de su obra.


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