SAN ISIDRO LABRADOR, MODELO Y PATRONO DE LOS CAMPESINOS


San  Isidro Labrador vivió entre los años de 1086 y 1150, pero no se sabe a ciencia cierta la fecha. Su vida está íntimamente ligada a la de su esposa, hoy también venerada en los altares con el nombre de Santa María de la Cabeza. 

 
Parece que Isidro fue hijo de campesinos pobres, y que vivía en tierras de las inmediaciones de Madrid, que entonces era una insignificante población cercana a los dominios de los moros en la Península. 

La cronología del santo está muy poco establecida y es forzoso omitir detalles acerca de la época en que sucedieron los hechos de que hay memoria. De todos modos, su perpetua caridad para con los pobres y para con los animales, su constante espíritu de oración, su humildad y paciencia, no se diferenciaron en las dos partes de su vida: como soltero y como casado.
Debe haber mucho de leyenda en lo que sus biógrafos cuentan, como el hecho del diablillo en forma de negrito que escribía en un pergamino y otras cosas maravillosas; pero es muy generalizada la creencia de que la fama de sus heroicas virtudes descansa en algo más sólido que la piadosa leyenda, y que los favores que ha otorgado a sus devotos son testimonio fehaciente de que Isidro fue un Santo hombre.
Así lo reconoció la Santa Sede al canonizar al modesto labrador junto con Ignacio, Francisco Javier y Teresa de Jesús, el año de 1622.
De su mujer, se sabe que se llamaba María Toribia pero es más conocida como Santa María de la Cabeza, por los motivos siguientes:
Cuando la buena mujer hubo muerto, todos los pueblos de la comarca, testigos de sus virtudes, acudieron a contemplar por última vez el cuerpo de la santa, que fue depositado en una ermita dedicada al culto de la Virgen, María. Su cabeza fue colocada en el altar mayor, ante a la imagen de la Virgen y de esto dimanó, al parecer de los biógrafos, el que de allí en adelante se le añadiese a su nombre propio el apelativo "de la Cabeza".
Otra opinión Sostiene que este sobrenombre viene de la granja o alquería de Carraquiz, no propiedad de ella, sino de los Vargas, que se hallaba próxima a la Peña Rasa, llamada en árabe "Errasa", que significa Cabeza.
Tanto la vida de San Isidro como la de su esposa carecen de rasgos llamativos o deslumbrantes, como los han tenido otros santos, pero reflejan perfectamente lo que puede ser la existencia de miles y miles de honrados ciudadanos dedicados al duro trabajo de ganarse el pan de cada día en el cumplimiento del deber, y en la paciencia con que sobrellevan las penas que traen consigo la pobreza y la incertidumbre del mañana.
La fe que hacía exclamar a San Isidro: "Cuando Dios da, para todos da", es típica de esta clase de campesinos. La caridad para con los pobres más pobres que ellos es otro de los distintivos de los santos Isidro y María y recuerda la frase del Evangelio: "Dad y se os dará. Con la medida que midiereis, seréis medido." 
    

ORACIÓN

Bienaventurado y humilde san Isidro,
que vives en la gloria de Dios Nuestro Señor
en justo premio de tu singular piedad,
caritativo celo y santidad de vida,
sin que para practicar dichas virtudes
fueran obstáculo las ocupaciones
a que tenías que dedicarte
para ganar el necesario sustento,
tanto para ti, como para tu venerada esposa,
María de la Cabeza.

Te suplicamos que seas nuestro intercesor
para con el Altísimo,
a fin de que este divino Señor
se apiade de nuestras miserias,
y, por un acto de su infinita bondad,
nos conceda vivir en paz en esta vida,
y que gocemos en la otra
las eternas delicias de su Reino.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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