SAN ANTONIO DE PADUA, 3 BENDITAS ORACIONES AL SANTO DE LOS MILAGROS


Una vida de piedad y amor al prójimo fue la del seráfico San Antonio de Padua. Nacido en noble cuna, pronto renunció al bienestar y a las comodidades que sus padres quisieron proporcionarle, para dedicarse en cuerpo y alma al servicio de Dios y a la difusión de la doctrina de Cristo. 

 
El glorioso Santo, Antonio de Padua, nació en Lisboa, Portugal, el 15 de Agosto de 1195. Fue bautizado con el nombre de Fernando en la catedral de la ciudad, donde aún se conservan la puerta del bautisterio y la pila en que fue bautizado.

Siendo niño, profesaba tierno amor a la Santísima Virgen María y se cree que le ofreció su virginidad con voto, pues siempre fue de una pureza angelical. 

Aprendió de su tío, que era Canónigo Regular, las primeras letras, cosa muy rara en aquella época, y toda su vida fue muy aficionado al estudio, como pudo verse en su pasmosa erudición, que le valió el aprecio de San Francisco de Asís, quien lo nombró primer maestro de la Orden Seráfica.

A los quince años entró en el monasterio de San Vicente, en 1210, y profesó como Canónigo Regular, hasta llegar a ordenarse de sacerdote. Nunca hubo la menor queja de él pero, viendo la vida de unos Frailes Franciscanos, orden recién fundada entonces, y oyendo que algunos de ellos habían ya logrado la palma del martirio, se sintió llamado a pasar a ella, lo cual hizo con licencia de sus Superiores.
De camino hacia Marruecos, enfermó gravísimamente y tuvo que renunciar a ser mártir y misionero, pero aceptó la disposición divina y se entregó a la vida de austeridad y celo apostólico con un éxito asombroso.
Dios le concedió un talento y una elocuencia maravillosa, y sus conversiones de pecadores eran numerosísimas y duraderas. Su poder de hacer milagros fue continuo y asombroso. Difícilmente se podrá encontrar a un taumaturgo igual a San Antonio.
Murió a la temprana edad de treinta y seis años, cerca de Padua, ciudad que le profesaba un amor y una veneración inigualados. Allí descansan sus restos: "Dejé el asnillo en Padua", dijo el Santo al morir, "y me voy a la Patria."
El amor del pueblo católico a San Antonio es inmenso y la confianza depositada en su valimiento para con Dios jamás se ve defraudada.

Considerando su sabiduría sobrenatural, el Santo Padre Pío XII le confirmó solemnemente el honroso título de Doctor de la Iglesia Universal, que ya de antiguo se le daba entre los santos de la Orden Seráfica. 

 

ORACIÓN 

Trece minutos que estaré a tus pies, 
padre mío San Antonio, 
para ofrecer mi invocación sentida
ante tu imagen milagrosa de quien tanto espero,
pues bien se ve que tú tienes
poderosas fuerzas divinas para llegar a Dios.

Así lo revelan tus patentes milagros,
padre mío San Antonio,
pues cuando acudimos a ti
en horas de tribulaciones,
siempre somos prontamente escuchados. 

Hoy que es un día tan grande
llegaran a ti miles de almas,
que son tus fervientes devotos, a pedirte,
porque sabemos que nos harás grandes concesiones,
poniendo en primer turno a los más necesitados
para que reciban tus favores. 

¡Que consolado me siento al entregarte mis penas!
Espero Santo mío me concedas
la gracia que deseo,
y si me la concedes,
te prometo contribuir con una limosna
para tus niños pobres. 

Tres grandes gracias te concedió el Señor:
"Que las cosas perdidas fueran aparecidas,
las olvidadas recordadas
y las propuestas aceptadas". 

¡Cuantos devotos llegaran a ti,
diariamente a pedirte alguna de las tres!,
y tú jamás te niegas a concederlas. 

Que llegue hoy a ti la mía
que tan necesitado pone a tus pies
éste tu humilde devoto. 

Así sea. 
Rezar tres Padre Nuestros, Ave María y Gloria.
Repetir la oración y los rezos siete días seguidos. 

ORACIÓN
¡Oh bendito San Antonio!,
el más glorioso de los santos,
el más admirable de todos los santos
él más gentil entre todos los santos,
tu amor por Dios,
tu caridad por sus criaturas
y tu afán por auxiliar a todos,
te hicieron merecedor,
cuando estabas aquí en la tierra,
del don de los poderes milagrosos.

¡Oh bendito San Antonio!
Los milagros esperaban tu palabra,
y tú estabas siempre dispuesto
a pedir por todos aquellos
con problemas, miserias y ansiedades.

Animado por este pensamiento,
y seguro de tu bondad
te imploro obtengas para mí…

(pedir el milagro que se desea conseguir).

La respuesta a mi rezo
en tus manos te la dejo,
puede que requiera un milagro,
pero tú eres el Santo de los milagros
y en ti confío y espero.

¡Oh gentil y querido santo!,
cuyo corazón siempre está lleno
de compasión y ternura humana,
susurra mi petición desesperada
a los oídos del dulce Niño Jesús,
a quien le gustaba en sobremanera
estar entre en tus dulces brazos,
por favor te lo suplico,
no me dejes sin respuesta,
yo te rezare con fervor
y por siempre tendrás
la gratitud de mi corazón.

Así sea. +

Rezar con mucha fe y devoción trece Padrenuestros,
Avemaría y Gloria.

Hacer la oración y los rezos
durante cinco días consecutivos.

ORACIÓN

Te saludo San Antonio bendito
y me regocijo en los favores
que nuestro Señor libremente te ha otorgado.
Te recuerdo en especial
en tu momento de gran dicha
cuando el Divino Niño Jesús
condescendió a abrazarte con ternura.
¡Oh, qué gran felicidad y alegría
llenaría tu corazón en esa dulce ocasión!
Por esta especial prerrogativa,
y por la alegría de tu beatifica visión,
ahora que le tienes a Él cara a cara,
te ruego, te suplico y te imploro
¡oh querido San Antonio!,
que me ayudes en mis aflicciones,
problemas, dificultades y ansiedades,
particularmente en lo concerniente al amor,
haz un milagro en mi vida amorosa y concédeme:
(hacer la petición).
¡Oh santo milagroso!,
deja que tu corazón se conmueva
para interceder por mí,
para escuchar y responderme.
Dile al Señor de los deseos
y necesidades de tu fiel devoto-a.
Una palabra, una mirada de tu corazón
que tanto ama el Niño Jesús,
coronara mi éxito
y me llenara de alegría y de gratitud.
Amén.
San Antonio a quien el Niño Jesús amo y honró,
concédeme lo que te pido.
San Antonio, poderoso en palabra y acción,
concédeme lo que te pido.
San Antonio, siempre dispuesto a ayudar
a los que te invocan,
concédeme mi petición.
Así sea. +

Ruega por nosotros bendito San Antonio.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Rezar con devoción y confiando plenamente
en el glorioso san Antonio de los milagros,
trece Padrenuestros, Avemaría y Gloria.

Hacer la oración y los rezos siete días seguidos.

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