LA SAGRADA FAMILIA


Quién no ha visto u oído referir las sublimes bellezas del cuadro La Perla, del famosísimo Rafael?

Este cuadro representa el amoroso grupo de la Virgen Santísima con las personas de su más dulce intimidad y cariño. 

 
La Sagrada Familia se componía, pues, en sentido puramente humano y evangélico, del Niño Jesús, de sus padres María y José, de su abuela materna Santa Ana, y de su primo San Juan.

Los Evangelistas nada dicen acerca de la niñez de Jesús, pero es lógico afirmar que su casita de Nazareth, sería habitada por personas de tan acrisolada santidad que fuese fidelísima imagen del Cielo en la tierra.

La muerte, que todo lo destruye en lo material y humano, disolvió aquella Santa Familia en la tierra, subiendo sus almas al cielo.

San Juan vivía en el desierto haciendo penitencia y alimentándose solamente de miel y de langostas silvestres, y habiendo reprendido a Herodes Antipas  por vivir escandalosamente con su cuñada Herodías, mujer de su hermano Filipo, incurrió en el odio de aquella mujer desenfrenada; la cual tenía una hija llamada Salomé, a quien el rey Herodes prometió, con juramento, viéndola danzar en un festín, darla cuanto le pidiese. Salomé, aconsejada por su madre, pidió la cabeza del Bautista, que le fue servida en una bandeja. 

 
Santa Ana falleció de muerte natural un día 26 de julio, imperando todavía en Roma Octaviano Augusto, y desde luego mucho antes que el Salvador.

San José había muerto también antes que Jesús, pues no se comprendería de otro modo que, hallándose el Hijo de Dios en la Cruz, hubiese estado ausente el que era considerado como su padre en la tierra.

Jesucristo, nuestro Redentor, espiró en el Calvario el viernes 17 de abril del año 33 de su nacimiento gloriosísimo, según opinan respetables historiadores.

María, la bendita Madre de Jesús y de todos los pecadores, murió, según la opinión más común, en Jerusalén, un día 15 de agosto, a los 72 años menos 24 días de edad, a los 57 años del nacimiento y a los 23 de la pasión de su Divino Hijo, o sea el 15 de agosto del año 57 de la Era Cristiana, siendo su cuerpo subido a los cielos por manos de ángeles.

Es idea piadosa, insinuada por algunos autores, la de que también fueron trasportados a la gloria por Jesucristo los cuerpos de todos los individuos de su familia, que tanto le habían amado durante su peregrinación terrenal.

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