SAN LORENZO, SU ORACIÓN PARA TRIUNFAR SOBRE LOS ENEMIGOS Y EN MOMENTOS DE AGOBIO Y DESESPERACIÓN


San Lorenzo llevaba la brasa del amor divino en su corazón,
y la llevó a extremos maravillosos.

La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia
confiados a Lorenzo se encontraba el Santo Grial. 

 

ORACIÓN

Oh glorioso San Lorenzo, mártir y diácono,
que escuchaste la Palabra de Dios y la cumpliste,
que amaste a Cristo en tu vida
y lo imitaste en la muerte,
danos tu ayuda, concédenos tu protección,
ruega por nosotros ante Dios Todopoderoso. 


En los días de tu vida sembraste con generosidad
la semilla del amor, de la fe, de la esperanza
en el corazón de tus hermanos
mientras soportabas los más crueles tormentos,
y, recordando la compasión del Señor hacia sus criaturas,
te acogiste a su Misericordia eterna. 

Dichoso y bendito san Lorenzo
que superando las amenazas y seducciones del mundo,
venciste la persecución diabólica
y triunfaste sobre los enemigos,
danos fortaleza y valor para vencer el mal. 

Tú que con humildad, piedad y generosidad,
con inmenso amor y misericordia
consolaste a los tristes en sus tribulaciones
y socorriste a pobres, necesitados y afligidos,
tú que obraste prodigios e hiciste milagros,
intercede, pide por nosotros al Padre Eterno
para que seamos ayudados en estos momentos difíciles,
en estos momentos de agobio y desesperación: 

(decir lo que se desea conseguir). 

Glorioso mártir, bienaventurado san Lorenzo,
mira a tus devotos que imploran tu auxilio
no nos desampares, no nos dejes solos,
tu que gozas de la gloria en el cielo,
ruega por nosotros,
haz que sean escuchadas nuestras suplicas,
y solicita también al Señor nos conceda la gracia
de triunfar sobre los enemigos de nuestra alma
para que así merezcamos la eterna bienaventuranza,
donde junto a ti le sirvamos, alabemos y bendigamos. 

Amén.  

Gracias san Lorenzo
por el testimonio de tu vida y de tu muerte.

Rezar el Credo y tres Padrenuestros.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos. 


 


  Amor, según su más profunda significación, 
es una fuerza tan poderosa y grande que puede superar 
los más dolorosos accidentes del cuerpo.



El amor de los santos es el que vence la repugnancia para acercarse a los apestados, para consolar a los enfermos y a los mendigos, para acariciar a los llagados.
Sólo por el amor se perdona a los pecadores y a los delincuentes. Tal vez por esa fuerza que consume y purifica, los santos han sentido que su corazón se abrasa en un extraño fuego.
Pocas metáforas tan certeras como ésta de comparar el amor con el fuego, pues, como se ha dicho, uno y otro consumen y purifican. Pero el primero es un elemento destructor, en tanto que el segundo puede crear o aniquilar.
San Lorenzo llevaba la brasa del amor divino en su corazón, y la llevó a extremos maravillosos. Tal amor era para él un verdadero tesoro, y prueba de ello es el hecho consignado en su historia con, uno de los más notables de su vida.
Habiéndole exigido el perfecto de Roma que revelara dónde estaban los tesoros de la Iglesia, ya que él era el administrador de esos bienes como primer diácono y tenía que saberlo, Lorenzo prometió presentarse con esas riquezas ante el prefecto, y el día y la hora señalados para efectuar la entrega, llegó con una multitud de mendigos y menesterosos, diciendo al funcionario:
—Estos son los verdaderos tesoros de la Iglesia, por el don inestimable de su fe, y porque ellos convierten nuestras limosnas en riquezas imperecederas.
Esto colmó la paciencia de los crueles jefes romanos del siglo III de nuestra Era, y se procedió a martirizar al santo por medio del fuego. Pero el fuego exterior no pudo aniquilar el interior, y Lorenzo aceptó el martirio con una serenidad impresionante, llegando inclusive a lanzar frases irónicas.
Es por esta razón que la Iglesia considera a San Lorenzo como uno de los más significativos y luminosos mártires de su historia.
Como homenaje a él se han erigido templos, muchos pueblos llevan su nombre y hay también una misa especial en su honor, en la cual se recita un salmo muy bello, que dice:
"Sondeaste, Señor, mi corazón, y le visitaste durante la noche. Me sometiste a la prueba del fuego, y no se halló iniquidad".
Por otra parte, San León escribió acerca de San Lorenzo y de su martirio estas hermosas palabras, que sintetizan lo que aquí se ha dicho acerca del fuego interior y el fuego exterior:
"Las llamas no pudieron vencer la caridad de Cristo, y el fuego que por fuera le quemaba fue más tibio que el que por dentro abrasaba su corazón."
Por éstas y otras razones, San Lorenzo mártir es una figura cumbre del cristianismo, cuya vida no sólo ha fecundado muchas vocaciones espirituales, sino que ha dado ocasión para que el arte, en cuadros y esculturas, eternice su memoria. 
Para terminar, es oportuno decir o recordar que a extramuros de Roma hay una suntuosa basílica consagrada al santo, y que ese templo está considerado como uno de los más hermosos de la Ciudad Eterna. 

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