ORACIÓN A SAN JUAN XXIII, EL PAPA BUENO



Después de que se conoció en el mundo la ascensión del cardenal Roncalli al trono pontificio, las agencias informativas dieron a conocer los rasgos más sobresalientes de su vida, así como sus antecedentes, personalidad y cultura. Todas las naciones dirigieron su atención al nuevo pontífice. 

 
"¿Cómo será?" "¿Cuál irá a ser su primer mandato como papa?" Estas preguntas se pensaban y decían por millones de personas.

Lo cierto es que el mundo de la cristiandad se enteró de que Su Santidad Juan XXIII era un pontífice sumamente simpático y popular, pero al mismo tiempo un hombre eminente en grado sumo. Es decir, que reunía las dotes suficientes para ser respetado y amado de los sabios y de los inocentes, de los sencillos. Y ya se sabe que estos últimos -los humildes- forman legiones y son los primeros en entrar en el Cielo.

Para dar una idea de su personalidad franca y sencilla, se cuenta que, recién coronado, le preguntaron:

-Santísimo Padre, ¿quiere que queden en el Vaticano los cocineros de Pío XII? Ellos ya están entrenados para hacer los alimentos frugales, de poco condimento, y...


-Oh, no -interrumpió riendo Juan XXIII-, a mí me gusta comer muy bien. Deberá ocuparse a unos cocineros franceses que condimenten platillos muy sabrosos. Ya los haremos traer aquí pronto. 

 
Esta sencilla franqueza fue celebrada por todos los que lo oyeron. El nuevo papa no quería aparentar lo que no era. El comía bien, y además fumaba cigarrillos con inocente placer.

Era un pontífice moderno y sincero, y no esperaba que le comparen en austeridad con Pío XII, pues sabía que cada sucesor de San Pedro tiene sus propias virtudes.

Las legendarias profecías de San Malaquías, por otra parte, han tenido, según algunos suspicaces amigos de la leyenda, un extraño acierto en cuanto a Juan XXIII se refiere. De acuerdo con esas profecías, el sucesor del Pastor Angélico sería un "Pastor y Navegante", y da la casualidad que el papa Juan XXIII, llegó de la navegante Venecia, patriarca de dicha ciudad marítima.

Pastor y Nauta fue, pues, quien gobernó la Barca de San Pedro por los agitados mares del mundo. En cuanto a la manera de pensar de Angel Roncalli, de ahora para siempre Juan XXIII, cabe señalar que su mayor anhelo era la unión de los hombres en toda la tierra; que todas las religiones, todas las sectas, llegaran al seno de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana como a su propia casa. Porque soñaba con el Cuerpo Místico y Ecuménico de Cristo, para que todas las cosas y las almas participaran de Él. Y creía, como algunos notables teólogos alemanes, que todas las religiones irán siendo absorbidas por Cristo, y que a ello se encaminan en el curso de los tiempos, antes y después del Redentor.

Juan XXIII el humilde, pero también Juan XXIII el eminente. El que ama a los chinos, a los turcos y a los mexicanos; a los rusos y a los norteamericanos; a los judíos y a los pagarlos. Juan XXIII, en fin, universal patriarca del mundo.

Por eso, al asumir el trono pontificio, el jefe de la iglesia ortodoxa griega, llamado Athenágoras, deseó al nuevo papa "éxito, larga vida y fortaleza divina en su santa misión". Y el periódico sismático de Inglaterra se congratuló de que Juan XXIII gobernara la Iglesia Romana.

Juan XXIII, fue el pontífice cuyo amor y espiritualidad se encaminaron a lograr la unidad de la gran familia humana para que ésta, bajo su guía, navegase felizmente a las playas de la paz, el amor y la caridad.

ORACIÓN

A ti, Dios Padre, Amado y Todopoderoso 
que nos proporcionaste como  sucesor de Pedro 
al santo Padre San Juan XXIII, 
y que ha sido llamado cariñosamente por todos 
el Papa de la paz y el Papa bueno:

Te pedimos, oh Dios Omnipotente,
que por su influyente mediación
seamos portadores en esta vida terrena 
del don más deseado, que es tu paz,
 y ser por tanto capaces de diálogo,
comprensión y tolerancia.

Te pedimos ayuda, Señor,
para a ver a todos nuestros semejantes
como hermanos e hijos de un mismo Dios
y a buscar en todo momento el entendimiento
sin desvirtuar tu luz y tu verdad.

Queremos, como San Juan XXIII,
que nos reconozca el mundo entero porque,
como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes.

Y unidos a todos los santos del Cielo
y en especial a este Papa bueno,
te suplico, Padre, esta gracia particular que necesito.
(Hacer una petición)

Gracias te doy de antemano, Señor,
porque estoy seguro de que me será concedida
por el ruego de tan gran intercesor.

Amén.


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