SANTA TERESA DE AVILA, ORACIÓN A LA SANTA A QUIÉN JESÚS OFRECIÓ NO NEGAR NADA QUE ELLA LE PIDIESE

Santa Teresa de Jesús, nacida en Avila,
 es una de las mujeres más místicas,
cultas, grandes y admirables de la historia. 

Es la primera de las tres doctoras de la Iglesia.
Las otras dos son Santa Catalina de Siena
y Santa Teresita del Niño Jesús. 

 

ORACIÓN 

Seráfica y gloriosísima Santa Teresa de Jesús,
esposa de Jesucristo, 
ángel en la pureza de cuerpo y alma.
arcángel en la solicitud de gravísimos asuntos
de la mayor gloria de Dios. 

Principado excelente en la discreción
perfecta para el régimen de innumerables almas.

Potestad admirable en refrenar los espíritus infernales.

 Virtud prodigiosa en estupendos milagros.

Dominación sagrada en formar de hombres terrenos
 angélicos espíritus, y ángeles humanos de las mujeres.

Trono seráfico en quien descansó
vuestro divino esposo Jesús.

Querubín luminoso que alumbró
con sus escritos al mundo.

Serafín fogoso, que murió a violencias del amor divino
y procuró muerte tan feliz a los mortales:

 Yo me gozo, esposa escogida de Jesús
y madre mía amantísima,
de los singulares favores con que vuestro Esposo
amó vuestra feliz alma y se desposó con ella,
dándoos por arras un clavo sagrado de su mano divina,
os encargó el celo de su honra como a fiel esposa suya,
os descubrió su glorioso semblante en tantas ocasiones,
os visitó y regaló con inefables secretos,
maravillosas visiones, otras gracias
 y sobre todo favor,
abrasó vuestra alma en el amor divino. 

Confiado en vuestro maternal afecto,
imploro vuestra benigna caridad
para que me alcancéis de vuestro omnipotente Esposo,
que yo viva una vida verdaderamente cristiana,
consiga una muerte dichosa en los brazos de Jesús,
en el amparo de María santísima y en vuestra presencia. 

 Espero de vuestra piedad esta otra gracia,

(Hacer con mucha fe una petición). 

Si es para mayor gloria de Dios,
honor vuestro, y bien de mi alma. 

(Ahora se repetirá la petición,
alentando la confianza de conseguir lo que se desea
por intercesión de esta gloriosísima Santa,
a quien su divino esposo Jesús
ofreció no negar cosa que ella le pidiese). 

Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Así sea. 

Rezar tres Padrenuestros y Gloria. 

Para mayor efectividad se repetirá la oración 
tres días seguidos. 

 


Dijo Santa Teresa... 

Gloria a Dios: siempre he estimado más la virtud que el linaje.
- Tengo experiencia de lo que son muchas mujeres juntas. ¡Dios nos libre!
- ¡Oh... ver esta farsa de vida tan mal concertada, a gastar el tiempo en cumplir con el cuerpo durmiendo y comiendo!

- No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho.

- Así como los pájaros que enseñan a hablar no saben más de lo que les muestran u oyen, soy yo al pie de la letra.

- Puedo errar en todo, mas no mentir, que por la misericordia de Dios antes pasaría mil muertes: que entiendo. Dejemos andar esta maravilla de molino (la imaginación) y molamos nuestra vida, no dejando de obrar la voluntad y el entendimiento.

- Es como un gusano de seda nuestra alma... ¡Misericordia grande de que un Dios se quiera comunicar a un gusano! ...
- ¿Qué hacemos? ¿En qué nos detenemos? ¿Qué es bastante para que un momento dejemos de buscar a este Señor, como lo haría la esposa por barrios y plazas? ... ¡Oh, ceguedad humana! ¿Hasta cuándo, hasta cuándo se quitará esta tierra de nuestros ojos? Aun entre los que no estemos ciegos del todo, vemos unas motillas, unas chinitas que si las dejamos crecer bastarán a hacernos gran daño.

- Acaece, estando el alma descuidada de que se le ha de hacer tal merced, que siente junto a sí a Jesucristo, aunque no lo ve ni con los ojos del cuerpo ni del alma. Trae consigo grandísima confusión y humildad; si fuera visión del demonio sería todo lo contrario: habría luego "humos de propia estimación".

- Es cosa admirable que quien llenara mil mundos se encierre en una cosa tan pequeña como el alma... pero como es Señor, trae consigo la libertad, y como nos ama, se hace a nuestra medida.

- Así, a bulto, porque lo hemos oído, y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos alma. Todo se nos va en la grosería de esta cerca del castillo de nuestra alma, que son nuestros cuerpos.
- Si con dinero se pudiera comprar el verdadero bien, tuviéralo en mucho; pero este bien se gana con dejarlo todo.

- El alma del justo es un paraíso donde el Señor tiene sus deleites.
- Todo lo que se dijere de Dios es una cifra de lo que hay que contar de Él.
- Sólo mirar el cielo recoge el alma.

- ¡Dios nos libre de los señores que todo lo pueden y tienen extraños reveses!

- Yo no entiendo ni puedo entender cómo haya ni pueda haber humildad sin amor, ni amor sin humildad.

- Es gran cosa el entendimiento propio. Esto interior es cosa recia de examinar.

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