VIRGEN MARÍA AUXILIADORA, ORACIÓN PARA PETICIONES MUY DIFÍCILES, IMPOSIBLES




Oh Glorisísima Virgen María Auxiliadora, 
Madre de gracia plena que nos das la paz,
poderosísima Reina de la Gloria Celestial
aclamada sin cesar por todos los Ángeles y Santos del Cielo,
mírame postrado a tus divinos pies con fe viva
y con el corazón lleno confianza, 
rogando por mis problemas, necesidades y tribulaciones,
dirigiendo a Ti mis sinceras plegarias,
 suplicándote despliegues tu manto protector
y me tomes bajo tu protección y auxilio. 

Sabiendo que eres una fuente inagotable de misericordia
te pido Madre Piadosa me socorras. 


Virgen Santa a tu piedad encomiendo mi alma y cuerpo, 
que tu muy eficaz auxilio me llenen de favores,  
que tu dulce consuelo me alivie y conforte 
cuando sufra y la aflicción no me permita ser feliz.

Virgen María Auxiliadora, Madre del Amor Santo,
te amo, ensalzo, honro y admiro, 
a tu Inmaculado Corazón con ilusión me entrego,
y a Ti que eres la paz y serenidad de los que te invocan,
te suplico remedies las angustias que me atormentan,   
hoy con humildad invoco la sublime influencia de tu poder
 para que me brindes tu benevolente y dulce amparo
y así mis apuros se tornen en bonanza y bienestar.

Auxíliame para que pueda superar los todos obstáculos
y líbrame de adversidades, enemigos y males,
aléjame de peligros, enfermedades y carencias,
dame fortaleza de ánimo, dame tu cariño,
y, ahora que me resulta imposible salir de mis problemas,
extiende Madre tu amorosa asistencia sobre mí
y por favor ayúdame a conseguir esto que tanto preciso
y que sabes que me es necesario para ser feliz:

(pedir ahora lo que se desea obtener). 

Tú puedes dulce Reina mía darme la tranquilidad que ansío,
tu puedes hacer posible lo que para mí es tan difícil,
pues tu consigues de Dios todo lo que le solicitas,
yo hoy y siempre confío en tu gran bondad,
María Auxiliadora, de Ti todo lo espero,
con todo el fervor de mi alma dejo en tus manos mi pesar
y te ruego que no me dejes sin favorable respuesta. 


Oh Augusta Señora, caudaloso manantial de toda virtud,
recíbeme y cobíjame en tu seno misericordioso,
que tu Presencia Soberana siempre me guíe y cuide   
y tu maternal bendición me acompañe cada día,
me enseñe a seguir en el recto camino,
y me defienda contra los enemigos del alma,
que tu ejemplo me anime en la lucha contra el mal
me sostenga en la práctica del bien,
y me sirve para tener caridad hacía los demás 
con una entrega abierta y generosa.

Oh Madre de piedad y clemencia sin fin,
pide también a tu Hijo Dios, mi Señor Jesús,
que por tu gracia me conceda fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza
y constancia en el amor a Dios.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Así sea.

Rezar tres Avemarías, Padrenuestro y Gloria.

Hacer la oración y los rezos con mucha fe y esperanza
 durante nueve días seguidos. 

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