ORACIÓN A LOS SANTOS ORENCIO Y PACIENCIA PARA CONSEGUIR LLUVIAS ABUNDANTES Y BUENAS COSECHAS

 
Gloriosos Orencio y Paciencia,
santos esposos mártires,
que florecisteis en Huesca
siendo queridos por todos
ya que siempre el bien hicísteis
a quién vuestra ayuda clamó.

Llenos de toda virtud
socorristeis a los pobres
en toda desgracia y necesidad,
dando al hambriento comida
y al oprimido, hospitalidad.

 
Muchos son vuestros milagros,
desterrando las sequías
que agostan y secan los campos,
pues enviáis desde el cielo
las lluvias que los fecundan,
reverdecen y de frutos los colman.

También nos libráis de plagas,
de las temibles langostas,
que arrasan voraces y hambrientas
nuestras plantas y cosechas.

Protegednos de tormentas,
enviadnos lluvias suaves
que fertilicen la tierra
y acaricien nuestra siembra
para obtener buenos frutos
y asegurar el sustento
del labriego fatigoso.

Santos Orencio y Paciencia
escuchad nuestras súplicas,
enviadnos aguas calmas
y por nuestras cosechas velad.

Amén


El anterior Martirologio romano señalaba el día 1 de mayo la memoria de los santos Orencio y Paciencia, con el título de mártires y situados en Huesca. El nuevo Martirologio no ha acogido esta memoria.

Según Justo Fernández Alonso en la Biblioteca sanctorum: «Se trata de santos legendarios, cuyo culto no es anterior al siglo XV» y no duda en llamar fabulosas las noticias referentes a ellos.


En la diócesis de Huesca se les celebra con el título de «padres de San Lorenzo» y su memoria litúrgica es obligatoria.

En la traducción española que hizo el P. Isla al Año cristiano de Croisset, los PP. Pedro Centeno y Juan de Rojas, agustinos, añadieron las noticias referentes a los santos españoles, y ellos son los que en dicha obra nos dicen que se llamaban Orencio u él y ella Paciencia y que eran personas ricas y muy caritativas y que Dios les concedió dos hijos, el uno Lorenzo, el futuro diácono y mártir en Roma, y el otro Orencio, a quien se identifica con el San Orencio, Obispo de Aux.

Se dice que habiendo venido a Huesca el papa San Sixto II, quedó prendado del Joven Lorenzo y lo llevó consigo a Roma. Poco después murió Paciencia.

Orencio, inspirado por Dios, marchó con su hijo Orencio al valle de Labedan en la diócesis de Tarbes, donde hizo sonoros milagros, y siendo ya su hijo Orenci0 obispo de Aux y habiendo conocido el martirio de Lorenzo en Roma, decidió volver a Huesca, donde por sus oraci0nes mandó Dios lluvias abundantes y muy necesarias.

Vivió una vida llena de piedad y buenas obras hasta su muerte.

Añaden que estos santos son invocados en la escasez de lluvia y contra las langostas, obteniendo gracias a su intercesión buenas y abundantes cosechas.



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