DOMINGO DE RAMOS, ORACIONES Y BENDICIÓN DE LOS RAMOS


DOMINGO DE RAMOS.

La Iglesia católica recuerda en este día los hechos magníficos de Jesucristo, principalmente su entrada triunfante en la ciudad de Jerusalén en medio de aplausos, vivas y las aclamaciones más expresivas de un inmenso gentío, que con ramos y palmas en la mano, le vitoreaban por rey de Israel, y por bendito el que viene en el nombre del Señor.


Bendición de las palmas y ramos.

Acabada Tercie y hecha la aspersión como se acostumbra, el sacerdote vestido de capa pluvial morada, o sin casulla, acompañado de los ministros, igualmente revestidos, pasa a bendecir las palmas y ramos de olivo y de otros árboles puestos en frente del altar o al lado de la Epístola, y primero el coro canta la antífona siguiente:

 
Hosanna, (salud y Gloria) al Hijo de David,
bendito el que viene en nombre del Señor.
¡ Oh rey de Israel! Hosanna en las alturas.

ORACIÓN
 
¡Oh Dios! a quien es justo amar con todo el corazón,
multiplica en nosotros los dones de tu inefable gracia,
y pues en la muerte de tu Hijo
nos hiciste esperar lo que creemos,
haz que resucitando Él mismo,
lleguemos al fin al que caminamos.
 
El cual contigo vive y reina,
un sólo Dios con el Espíritu Santo,
por todos los siglos de los siglos. 
 
Amen.
 
ORACIÓN

Oh Dios, acrecienta la fe de los que en Ti esperan,
y oye benignamente nuestras súplicas:
derrama sobre nosotros la abundancia de tus misericordias,
y sean bendecidos estos ramos de palmas ú olivos;
y así como en figura de la Iglesia multiplicaste
a Noé al salir del arca, y a Moisés cuando salía de Egipto
con los hijos de Israel: así también nosotros,
llevando estas palmas y ramos de olivo,
salgamos al encuentro a Jesucristo con buenas obras,
y entremos por El en los eternos gozos.

El cual contigo vive y reina,
un sólo Dios con el Espíritu Santo,
por todos los siglos de los siglos.

Amen.

Te pedimos, oh Señor santo,
Padre omnipotente, eterno Dios,
que te dignes bendecir y santificar estos ramos,
que hiciste nacer del tronco del olivo,
semejantes al que llevó al arca
la paloma con su propio pico;
para que todos aquellos a quienes se distribuyeren
reciban la protección para su alma y cuerpo,
y el misterio de tu gracia se convierta,
oh Señor, en remedio para nuestra salvación.

Por nuestro Señor... etc.


OREMUS:

Oh Dios, que congregas lo que anda disperso,
y conservas lo congregado,
y que bendijiste a los pueblos que con ramos
salieron a recibir a Jesús,
bendice también estos ramos de palma y olivo
que reciben con fe tus siervos a gloria de tu nombre,
para que en cualquier lugar a donde fueren llevados
alcancen los que en él habitan tu bendición,
y ahuyentada toda adversidad,
defienda tu diestra a los que redimió Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor,  que contigo vive... etc.

Oh Dios, que con admirable providencia
aun por las cosas insensibles quisiste
mostrar los caminos por donde nos conduces
a nuestra salvación; concede, como te suplicamos,
que los devotos corazones de tus fieles entiendan
 provechosamente los misterios que se encierran
en el hecho de aquel pueblo, que,
alumbrado de la celestial luz,
salió hoy a recibir al Redentor,
echando ramos de palmas y olivos debajo de sus pies.

Así pues los ramos de palma muestran los triunfos
 conseguidos del príncipe de la muerte
y los ramos de olivo publican en cierto modo
haber venido la unción espiritual.

Porque ya entonces comprendió aquel dichoso pueblo,
que se prefiguraba que el Redentor,
compadecido de las humanas miserias,
había de pelear con el príncipe de la muerte
para dar vida a todo el mundo.

Y por esta causa llevó delante de Él ramos de árboles,
que declarasen la gloria de su triunfo
y la abundancia de su misericordia.

Por tanto, nosotros conservando con entera fe
este hecho y su significación humildemente
rogamos, oh Señor santo, Padre omnipotente,
eterno Dios, por el mismo Señor nuestro Jesucristo,
que pues nos elegiste para miembros suyos,
haciéndonos triunfar en Él
y por Él del imperio de la muerte, merezcamos
ser participantes de su gloriosa resurrección.

El cual contigo vive y reina... etc.

OREMUS

Oh Dios, que por medio de la paloma
mandaste fuese anunciada la paz
a la tierra con un ramo de olivo:
dígnate santificar con tu celestial bendición
estos ramos de olivo y de otros árboles,
 fin de que a todo tu pueblo le sirvan para salvación.

Por Cristo Señor nuestro.

Amen.

Bendice, Señor, como te pedimos,
estos ramos de palma u olivo,
y haz que lo que tu pueblo practica
hoy exteriormente para gloria tuya,
lo cumpla en lo interior con una muy encendida devoción,
 consiguiendo victoria del enemigo,
y amando con todas veras las obras de misericordia.

Por nuestro Señor... etc.

Oh Dios, que enviaste a este mundo
a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor,
por nuestra salvación, a fin de que humillándose Él
a nosotros, nos hiciese volver a Ti,
a cuyos pies también, para cumplimiento de las Escrituras,
al entrar en Jerusalén,
una gran muchedumbre de creyentes
tendían con muy sincera devoción sus vestidos
y ramos de palmas en el camino,
concédenos que le preparemos el camino de la fe,
en el cual, quitando el tropiezo y piedra de escíndalo,
florezcan ante tu acatamiento
nuestras obras con ramos de justicia,
para que merezcamos seguir sus pisadas.

El cual contigo vive y reina... etc.

Omnipotente eterno Dios, que ordenaste
que nuestro Señor Jesucristo montase en un jumentillo,
y que las gentes de los pueblos le tendiesen en el camino
sus propios vestidos, o las ramas de los árboles,
enseñándoles a cantar Hosanna en su alabanza:
concédenos que podamos imitarles en la inocencia,
y ser participantes de su merecimiento.

Por el mismo Cristo Señor nuestro.

Amen.



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